Pirámide humana 2005

La formación de la "pirámide humana" es una vieja tradición familiar.

Mi niñez en Paraná transcurrió en profunda integración con la naturaleza, y dadas las características geográficas de la zona, el contacto con el agua de río o arroyos fue algo habitual.

Solíamos ir frecuentemente a pasar fines de semana al monte o las islas que rodean la ciudad, con mi viejo, mi hermano y nuestra familia extendida: Angel Andrián, el mejor amigo de mi viejo, y sus hijos Mery, Mariano y José.

Era entonces que entre los juegos acuáticos practicados no faltaba el armado de la pirámide. Conseguíamos llegar alto, también algunos golpes, pero siempre obteníamos diversión.

De aquellas épocas no guardo registro gráfico, aunque los recuerdos están grabados a fuego en mi memoria y las imágenes se mantienen intensas. Ahora, cuando es nuestro turno de cumplir el rol de padres, repetimos en cuanta oportunidad tenemos (que son muy pocas) algunas de aquellas cosas de nuestra niñez, como la pirámide. Ya no en ríos o arroyos, pero si en piletas de quintas que suele alquilar mi madre para reunir a la familia en las vacaciones estivales.

Esta foto es de febrero de 2005. Yo ocupo la base, y mi hermano sostiene a Flor en la cúspide. Al fondo, Virginia manteniéndose a una distancia prudencial.

Afortunadamente, cada verano vamos sumando integrantes (y peso) a la pirámide.